¿El dinero no compra la felicidad?
Ciudad Guzmán, 20 de marzo de 2024. (Un Ojo en Zapotlán)
“La felicidad es un privilegio de clase”.
Esta oración, que escuché por primera vez en una conferencia de un colectivo feminista antirracista, la he visto repetida una y otra vez en redes sociales, pero muy pocas veces abordada en ambientes académicos y periodísticos. Para muchas personas puede ser una afirmación muy lógica. Para otras, un sinsentido. Pero, más que nada, es una realidad, una que pesa sobre muchos hombros, mientras para otros pasa desapercibida. El “privilegio de clase” es un término sociológico “para describir la forma en que nuestra posición de clase social nos proporciona acceso a recursos y oportunidades que nos facilitan la vida” (Ricardo, R. 2020). Así, al establecer a la felicidad como un privilegio de clase, se afirma que las posibilidades de obtenerla dependen de nuestra posición socioeconómica.
Hoy es Día Internacional de la Felicidad, un día proclamado en 2012 por las Naciones Unidas para destacar y reconocer la importancia de la felicidad en el desarrollo humano y el bienestar colectivo. La felicidad se ha convertido en una meta humana fundamental, siendo reconocida como un pilar para la estabilidad individual y social. Sin embargo, alcanzar la felicidad y lograr mantenerla es una hazaña complicada, ya que las circunstancias sociales, políticas, económicas y culturales, suelen obstaculizar este proceso.
La Organización para la Coordinación y el Desarrollo Económicos (OCDE) creó una herramienta interactiva conocida como Tu Índice para una Vida Mejor, que permite visualizar y comparar 11 factores claves para el bienestar en los 38 países miembros de la OCDE, entre los cuales se encuentra México. Entre los factores analizados destacan el empleo, los ingresos, el balance entre la vida y el trabajo, la seguridad, la salud y el medio ambiente.
De acuerdo con este índice, en México alrededor del 59% de las personas de 15 a 64 años de edad tienen un empleo remunerado, destacando un sesgo de género significativo, con un 76% de hombres con empleo remunerado frente a sólo el 45% de las mujeres. De acuerdo con la Organización Internacional para el Trabajo (2015), la base para impulsar la prosperidad, la inclusión y la cohesión social de manera sostenible y creciente es contar con una oferta suficiente de empleos. Cuando la escasez de empleos o medios de vida disponibles mantienen a los hogares en la pobreza, hay menos crecimiento, menos seguridad y menos desarrollo humano y económico.
La posición laboral/económica juega un papel fundamental en la posibilidad de obtener oportunidades, tanto profesionales como personales, que nos permitan alcanzar una situación de bienestar. El contar con recursos económicos suficientes puede mejorar el acceso a la salud, la vivienda digna, la educación y la seguridad, siento estos cuatro Derechos Humanos que deben estar garantizados a cualquier persona, sin importar su posición económica, origen étnico o género.
Tener empleo es tan importante como un adecuado balance entre las horas de trabajo y las horas dedicadas al cuidado personal y el ocio. Según el sitio web del Índice para una Vida Mejor, “La evidencia sugiere que un horario de trabajo largo puede resultar perjudicial para la salud, poner en peligro la seguridad y aumentar el estrés. Sin embargo, en México, 27% de los empleados tienen un trabajo remunerado con horarios muy largos”. Según su análisis, en México los empleados de tiempo completo dedican de media 13 horas al día al cuidado personal, incluyendo en este tiempo las horas de sueño, el tiempo de alimentación, el aseo personal y el ocio.
La seguridad es otro factor determinante, ya que la felicidad no puede estar garantizada en un entorno hostil o en condiciones peligrosas. Las personas que están constantemente preocupadas o asustadas tienen más dificultades para mantener la felicidad. En México, el 58% de las personas no se sienten seguras al caminar solas por la noche. Esto puede estar ligado a múltiples factores como los índices de robos y asaltos, la violencia de género, los crímenes de odio, el crimen organizado y, por supuesto, la impunidad en México, que supera al 90% de las denuncias registradas.
Otro factor fundamental es la calidad del medio ambiente, que tiene un efecto directo en la calidad de vida y el bienestar de la población. El Índice para una Vida Mejor de la OCDE afirma que la contaminación del aire podría convertirse en 2050 en la principal causa medioambiental de mortalidad prematura. Además, relaciona a esta problemática con problemas de salud que van desde la irritación ocular menor hasta trastornos respiratorios crónicos, padecimientos cardiovasculares y cáncer de pulmón, siendo las infancias y la población anciana los grupos más vulnerables. En México, los índices de contaminación del aire urbano duplican el límite anual recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, se establece que al menos el 25% de los habitantes dicen no estar satisfechos con la calidad del agua potable disponible, otro recurso vital, no renovable y fundamental para el bienestar humano.
En cada uno de estos factores se observan tres causas de desigualdad fundamentales: la situación socioeconómica de nacimiento, el origen étnico/racial y el género.
México cuenta con más de 120 millones de habitantes, de los cuales al menos el 40% se encuentra en situación de pobreza. Según la OCDE, al menos la mitad de quienes nacen pobres, morirán siendo pobres. Esto debido a la diferencia de oportunidades a las que tienen acceso las personas de acuerdo a su condición socioeconómica, como la educación de calidad, redes de apoyo, trabajos bien remunerados, desarrollo profesional y contactos de influencia.
Para 2018, el 69.5% de la población indígena en México se encontraba en situación de pobreza, y 27.9% en situación de pobreza extrema. A su vez, al menos 9 millones de personas indígenas carecían de acceso a seguridad social, 6.9 millones carecían de acceso a los servicios básicos de vivienda y 3.8 millones de personas carecían de acceso a la alimentación (CONEVAL, 2018).
En México viven más de 1.3 millones de personas que se consideran afrodescendientes. De esta población, según Joaquín Flores y Rodrigo Pimienta (2023), 64.7% viven en los estados más pobres del país, aprox. 15% tiene ingresos inferiores al salario mínimo, y más del 60% de la población apenas alcanza la educación secundaria.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) durante 2020 reportó que en México vivían 29.1 millones de mujeres en situación de pobreza. Esto representa un 44% del total de población femenina en el país. A su vez, 49% de las niñas, adolescentes y mujeres en México no tiene acceso a la seguridad social y el 37% no tiene acceso a instituciones de salud públicas. ONU Mujeres afirma que las mujeres y niñas que viven en situación de pobreza se enfrentan a múltiples formas de discriminación y, como resultado, también sufren un mayor riesgo de violencia.
“Las mujeres y niñas que viven en la pobreza son más vulnerables a la explotación sexual, incluida la trata de seres humanos. Por otro lado, aquellas que sufren violencia doméstica o por parte de un compañero sentimental tienen menos opciones de escapar de relaciones violentas, debido a su falta de ingresos y recursos.”
Con este panorama, hablar del acceso a la felicidad pasa a ser un asunto de interés público y de urgencia. La felicidad no es una responsabilidad individual, ya que no depende únicamente de la voluntad del individuo de sentirse feliz, sino que es una cuestión multifactorial, influida por el entorno directo y dependiente de los sistemas socioeconómicos en los que se le ha colocado. Una sociedad afectada por la pobreza y la desigualdad, es por consecuencia una sociedad estresada, ansiosa y deprimida.
El artículo “Pobreza, depresión y ansiedad: evidencias causales y mecanismos”, publicado en la revista Science en 2020 por investigadores de la Universidad de Harvard y el MIT, destacó que las personas con ingresos más bajos tienen de 1 a 3 veces más probabilidades que los ricos de sufrir depresión o ansiedad. Adicionalmente, una situación económica deficiente en la niñez aumenta la probabilidad de una mala nutrición que, sumado a los factores estresantes derivados de la desigualdad económica, desemboca en un desarrollo cognitivo deficiente y el desarrollo de trastornos de salud mental en la adultez.
Este artículo también señala que la ciudad, el vecindario y la vivienda afectan a la salud mental de sus habitantes más de lo que se cree. La exposición de las infancias que habitan en los barrios de bajos ingresos a la contaminación, temperaturas extremas y los entornos difíciles para dormir, se relaciona con el desarrollo de problemas de salud mental. En este aspecto, el Estado y las instituciones pueden tener un papel fundamental, al implementar medidas correctivas y preventivas, como la creación de espacios protectores para la infancia y adolescencia, ofrecer viviendas dignas, fomentar la sana convivencia comunitaria, promover el deporte, el arte y la educación integral. Cabe destacar que estas medidas deben ser aplicadas de manera interseccional, considerando las diferentes condiciones económicas, sociales y culturales de la comunidad y garantizando acciones específicas para sus problemáticas particulares.
La propia Asamblea General de las Naciones Unidas pide “un enfoque más inclusivo, equitativo y equilibrado del crecimiento económico que promueva la felicidad y el bienestar de todos los pueblos”. Así, este día conmemorativo se aprovecha para destacar, recordar y recomendar las acciones que se deben tomar para establecer las condiciones que favorezcan la felicidad.
La defensa activa de los derechos humanos, la construcción de marcos políticos considerando las dimensiones del bienestar y medio ambiente, así como la incorporación de la perspectivas de género, la no discriminación y la paz en las reformas, leyes nuevas, medidas y estrategias aplicadas desde el Estado, las instituciones, las empresas y las estructuras socioculturales, son algunas de las rutas que se deben tomar para acercarnos como nación a una verdadera felicidad.
Consulta algunas de nuestras fuentes para más información:
¿Qué es el Día Internacional de la Felicidad? Naciones Unidas. Recuperado de https://www.un.org/es/observances/happiness-day
El vínculo entre pobreza y enfermedad mental es bidireccional. Ciudades amigas de la infancia. UNICEF. Recuperado de https://ciudadesamigas.org/pobreza-enfermedad-mental/
La importancia del empleo y los medios de vida en la agenda para el desarrollo con posterioridad a 2015. Organización Internacional del Trabajo. Recuperado de https://www.ilo.org/global/topics/sdg-2030/documents/WCMS_193484/lang–es/index.htm#:~:text=El%20acceso%20a%20un%20trabajo,permite%20hacer%20una%20contribuci%C3%B3n%20productiva.
La mujer y la pobreza. ONU Mujeres. Recuperado de https://www.unwomen.org/es/news/in-focus/end-violence-against-women/2014/poverty#:~:text=La%20pobreza%20puede%20aumentar%20la,un%20mayor%20riesgo%20de%20violencia.
Pobreza en la población indígena. CONEVAL. Recuperado de https://www.coneval.org.mx/Medicion/MP/Paginas/Pobreza_Indigena.aspx
Poverty, depression, and anxiety: Causal evidence and mechanisms. Science. Recuperado de https://www.science.org/doi/10.1126/science.aay0214
Sistema de indicadores sobre pobreza y género, 2016-2020. CONEVAL. Recuperado de https://www.coneval.org.mx/Medicion/Paginas/Pobreza-y-genero-en-Mexico-2016-2020.aspx#:~:text=As%C3%AD%20en%202020%2C%20el%2044.4,el%2043.4%25%20de%20los%20hombres.
Todos chirundos. Entre la pobreza y el rezago político y social de los afrodescendientes. Flores, J. y Pimienta, R. (2023). UNAM. Recuperado de http://ru.iiec.unam.mx/6282/1/3.%20126-Flores-Pimienta.pdf
Tu Índice para una Vida Mejor: México. Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).. Recuperado de https://www.oecdbetterlifeindex.org/es/countries/mexico-es/
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