Culebrones
Cuna de lobos, Floricienta, Rebelde way, Los ricos también lloran, La usurpadora, Rubí, Yo soy Betty la fea, Teresa, Simplemente María, El derecho de nacer, Amor Real, Avenida Brasil, Hilda huracán.
Estos son títulos de algunas de las telenovelas más famosas en Latinoamérica, historias que cautivaron e impactaron a miles de personas durante décadas e incluso hoy siguen presentes en las vidas y corazones de estas.
Estas producciones audiovisuales son formatos de televisión que surgieron en diferentes países de Latinoamérica en el siglo pasado, iniciaron como una adaptación de las radionovelas entre 1920 y 1930, desde entonces se incrustaron en la cultura popular.
Aunque están presentes desde hace mucho tiempo se subestima su valor como producto cultural y el impacto en nuestras sociedades siendo que, junto con el cine, educaron emocionalmente a varias generaciones. Las construimos y nos construyen.
¿Cómo sería nuestra sociedad sin la influencia de las telenovelas? ¿Somos conscientes de cuántos de nosotros y nosotras fuimos formados por y a partir de las telenovelas? ¿La forma en que nos relacionamos y sentimos sería la misma sin las enseñanzas y deformaciones de estos productos culturales?
Claro, no se puede defender lo indefendible, muchos de los valores que se promueven en estas producciones audiovisuales, en específico las mexicanas, están añejos, caducos y son antiderechos, pero ¿las telenovelas son así o quienes las crean y producen las hacen así?
En México se dejaron de producir historias interesantes, originales y arriesgadas, se optó por seguir el mismo patrón seguro. Pero el formato de las telenovelas es capaz de narrar historias mucho más incluyentes, críticas y diversas, historias que pueden fusionar el “drama” y la crítica social, pueden ser interesantes, entretenidas y reflexivas.
¿Cuántas oportunidades desaprovechó la televisión mexicana al producir las mismas historias una y otra vez?
Este desperdicio pesa más si pensamos en el enorme alcance e influencia que las telenovelas conservan en la población y la forma en que otros países sí aprovecharon este vehículo para exponer problemáticas, para problematizar su contexto actual, para promover el cambio e incluso para acercar la historia nacional a su población.
Las telenovelas, como todos los productos culturales, hablan de las sociedades en las que fueron hechas mucho más de lo que estamos dispuestos a aceptar.
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