¿Un desliz?
Junio inició con un chisme que se mantuvo presente el resto del mes, hubo de todo en redes sociales. Después de tres semanas el frenesí pasó, es tiempo de reflexionar sobre la basura que salió a flote.
Sí, hablo del salseo que surgió a partir de que se hiciera pública la relación entre Ángela Aguilar y Christian Nodal. Todos y todas (quisiéramos o no) fuimos testigos y partícipes de la conversación donde Ángela fue presentada como la tercera en discordia, como la otra. Es justamente la figura de la querida o la amante la clave en esta reflexión.
En la ficción y en la vida real conocemos historias donde dos mujeres compiten por un hombre, verdaderos dramas en los que las aparentes protagonistas se desprecian y envidian mutuamente. Pero SIEMPRE, SIEMPRE se omite una figura fundamental, sin la cual este drama no existiría, el verdadero protagonista, el hombre.
El escándalo Aguilar-Nodal no es la excepción, Ángela fue ridiculizada, sexualizada, menospreciada y juzgada sola en la tribuna pública, como si la supuesta infidelidad fuera perpetrada solo por ella. En cambio, Nodal fue aplaudido, envidiado por “su suerte” y “su buen gusto” y se justificó su actuar.
La doble moral con la que se juzga a las mujeres y a los hombres casi se puede tocar en los triángulos amorosos. No se puede comparar, ni de cerca, la carga negativa que trae consigo ser “la amante” con la que trae ser “el infiel”.
Y ejemplos sobran, basta con preguntarnos si ¿Américo Garza recibe el mismo rechazo, acoso y odio que recibe Karla Panini? Panini según redes sociales es “la mujer más odiada de México”. También conviene preguntarnos ¿Bill Clinton recibió la misma violencia, acoso y rechazo que Mónica Lewinsky tras hacerse pública su relación? O si ¿alguna vez se puso entre dicha la idoneidad de Carlos III como rey de Gran Bretaña después de su pública infidelidad a su entonces esposa la princesa Diana?
Frente a este panorama donde ellos tienen el privilegio (entre muchos otros de estos) de intercambiar a las mujeres (como si de juguetes se tratara), romper acuerdos, no responsabilizarse de sus acciones y consecuencias y de ser reconocidos, admirados y validados por estas carencias, recuerden amigas “la que se lo queda pierde”.
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